La escultura ecuestre de Felipe IV, ubicada en el corazón de la Plaza de Oriente, es una de las obras más emblemáticas no solo de Madrid, sino de toda la escultura barroca europea. Este monumento, encargado por el rey Felipe IV, no solo es un tributo a su figura monárquica, sino también un logro técnico y artístico sin precedentes en su tiempo.
Lo que hace única a esta escultura es el hecho de que el caballo está representado encabritado, sostenido únicamente sobre sus patas traseras, un reto monumental para la ingeniería del siglo XVII. Este diseño fue concebido por el escultor italiano Pietro Tacca, pero el cálculo de las proporciones y el equilibrio necesarios para que la estatua se mantuviera estable se atribuye nada menos que a Galileo Galilei.
Aspecto | Descripción |
Peso | Aproximadamente 9 toneladas. |
Altura | 5.4 metros (sin el pedestal). |
Material | Bronce, fundido en Florencia. |
Base | Diseñada por Juan Gómez de Mora, en mármol blanco. |
Estilo | Barroco, con influencias del naturalismo italiano. |
Esta escultura no solo simboliza el poder y la grandeza del monarca, sino que también es un testimonio del avance científico y artístico del Renacimiento tardío y el Barroco, destacando a Madrid como un centro cultural y de innovación en Europa.
Las estatuas de los reyes visigodos que adornan la Plaza de Oriente tienen una historia fascinante que va más allá de su mera función decorativa. Estas esculturas son representaciones de monarcas que gobernaron la Península Ibérica antes de la invasión musulmana en el siglo VIII, y su colocación en la plaza responde a un proyecto de construcción de la identidad nacional española durante el siglo XIX.
Durante el siglo XIX, en un momento de profunda reconfiguración política y social en Europa, España no fue ajena a los movimientos nacionalistas que buscaban reafirmar las raíces y la identidad nacional. En este contexto, los reyes visigodos, que representaban la última etapa de unidad cristiana antes de la dominación musulmana, fueron reivindicados como símbolos de la continuidad y la legitimidad del reino español.
Cada una de estas estatuas fue originalmente concebida para ser parte de la decoración del Palacio Real, pero finalmente se decidió que su mejor ubicación sería en los jardines de la Plaza de Oriente, donde pudieran ser vistas por el público y convertirse en símbolos visibles de la historia y la identidad española.
Las estatuas no solo honran a estos antiguos monarcas, sino que también reflejan una época en la que la recuperación y exaltación del pasado eran fundamentales para la construcción de la identidad nacional en una España que buscaba reafirmarse tras las convulsiones de las Guerras Napoleónicas y la pérdida de gran parte de su imperio colonial.
Después de sumergirse en la historia y el arte que ofrece la Plaza de Oriente, no hay mejor manera de completar la experiencia que disfrutando de una exquisita comida en uno de los mejores restaurantes con terraza en Madrid. La Botillería se presenta como la opción perfecta para quienes desean combinar la riqueza cultural del entorno con una oferta gastronómica de alta calidad.
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